19 de junio de 2012

TESTIMONIO DE UN CHICO RENACIDO

   De repente y sin saber muy a ciencia cierta porqué llegué allí, me vi tumbado sobre un alfombra roja muy mullida respirando a una velocidad rara para mi y sin poder parar ya que una voz dulce pero firme me lo recordaba sin titubeos. Algo en mi decía que era bueno estar allí y que simplemente me debería dejar llevar. Casi una hora en este estado de respiración alterada y no sentía casi nada y cuando escucho que solo quedaban 5 minutos pensé: “pues a mi la primera vez no me ha servido para mucho, ya veremos la próxima”. En ese instante una gran presión en mi pecho subió rápidamente hacia el cuello y finalmente rompí a llorar de una manera desconsolada y sintiendo que no debía de pararlo porque en otras ocasiones si lo hice. Tras 10 minutos de desahogo me sentí como si me hubiera quitado 10 años de encima. Es esa sensación deque te has liberado de algo que te ahogaba pero que en ese momento no pude ponerle cara ni motivo.

   Cuando llegué a mi segunda respiración, una sensación extraña me corría por la cabeza y una pregunta me hacía repetidamente: “¿Será tan emocionante como la primera?”. Una vez que empecé, todas esas dudas se esfumaron y aunque cuesta acostumbrarse al ritmo respiratorio acabas cediendo y dejando salir todo aquello oculto que tienes dentro y que no me atrevo a sacar por ese miedo que tengo al sufrimiento. Pero si algo aprendí en mi vida es que todo aquello que no afrontas se vuelve contra ti así que finalmente comencé a recordar cosas de mi niñez, de mis padres, de mis hermanos y en definitiva de cosas que ocurrieron y que yo oculté porque me hacían daño. Que tu cuerpo saque cosas que tu mente ocultaba es dejarte llevar por el descontrol y el desconocimiento lo cual, a primera vista, puede parecer desalentador pero una vez superado se convierte en un ejercicio deliberación y comprensión de mi propio ser. Muchas cosas de como soy hoy en día las entiendo y acepto gracias a sumergirme en mi pasado más lejano.

Gracias a la respiración y a Emilia.

Gassho.

Raúl Senko.

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